
El mayor inconveniente en el tuning son las homologaciones que todo vehículo debe de pasar y pagar por un módico precio siempre superior a los 1000 € tras ser modificado, teniendo que pasar una ingeniería para poder homologar cualquier artículo para que el ingeniero tras una exhaustiva investigación testifica que el producto no es inconveniente para el coche ni para cualquier peatón.
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